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Florence Bascom

La geóloga que nos abrió el camino

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A pesar de su aspecto frágil de una musa del Romanticismo, Florence Bascom fue una mujer moderna y singular, tanto que rompió en mil pedazos el techo de cristal de las sociedades científicas americanas para abrirnos una ventana a todas las geólogas que llegamos detrás.

 

No en vano fue hija de una sufragista, maestra vocacional, que dio luz a Florence en la verde localidad de Williamstown (Massachusetts), el 14 de julio de 1862. De pequeña, Florence presentó grandes dotes para el estudio y la observación, así como una curiosidad innata por la Naturaleza. Con 25 años era graduada en Arte y Letras, en Ciencias, y poseía un Máster en Geología por la Universidad de Wisconsin. Todo ello sorteando numerosas dificultades, ya que le estaba prohibido el acceso a la biblioteca y a determinadas clases reservadas en exclusiva para los varones.

Florence Bascom se apasionó tanto por las Ciencias de la Tierra que quiso dar un paso más. Obtuvo su doctorado en Geología en 1893 por la Universidad de Johns Hopkin, recibiendo las clases tras una pantalla para no distraer a sus compañeros. Su tesis no fue baladí, ya que echó por tierra numerosos estudios precedentes. Florence no solo puso en marcha nuevas técnicas para el estudio de las rocas (Petrografía) sino que reclasificó un buen puñado de rocas y minerales que no eran lo que parecían. La disertación de Florence al presentar su tesis fue tan brillante que al momento fue elegida miembro de la Geological Society of America; la segunda mujer en conseguirlo.

Pero aún tendría que romper nuevas barreras. Sus importantes avances en el campo de la cristalografía, mineralogía y petrografía llamaron la atención del Servicio Geológico Americano (USGS) que, por primera vez en su historia, fichó a una mujer.

La señorita Bascom se arremangó las faldas para estudiar los afloramientos de los Apalaches, la costa americana del Atlántico y los curiosos depósitos hidrotermales de Yellowstone, liderando equipos punteros de investigación. Tal fue su actividad científica que la American Men of Science la nombró geóloga cuatro estrellas en 1906.

Pero lo más importante a destacar de Florence fue su madrinazgo, el empeño en formar a futuras geólogas y expandir por el campo americano las primeras semillas de lo que sería una brillante generación de mujeres. En los albores del siglo XX, Florence Bascom inició esa cadena de transmisión que se va montando eslabón tras eslabón, con la experiencia de las pioneras y la ilusión de las principiantes.

 

Su nombre permanece para la posteridad en un bello cráter de Venus, en un asteroide que orbita por el Sistema Solar y entre las gélidas aguas de un lago glaciar de Wisconsin.

Texto: Rosa María Mateos

Ilustración: Nivola Uyá

"Estoy tremendamente orgullosa de que algunos de los mejores trabajos en geología los han realizado mis alumnas, mujeres jóvenes y notables"

Florence Bascom (1862-1945)

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