Dorothy Hill
La amazona de los Mares de Coral
Pocas geólogas hay en la historia de la Ciencia que atesoren tantas distinciones y homenajes como la australiana Dorothy Hill, reconocida mundialmente como una autoridad en Paleontología. Su investigación se focalizó en los restos fósiles de unos pequeños invertebrados que viven formando grandes colonias en mares tropicales y subtropicales, y que hoy en día representan uno de los ecosistemas más amenazados de la Tierra: los corales.
Dorothy Hill nació el 10 de septiembre de 1907 en Brisbane, una cosmopolita ciudad bañada por las nítidas aguas del Mar de Coral. Fue la tercera de siete hermanos y creció en una modesta familia sin relación alguna con la Ciencia. Según los recuerdos familiares, Dorothy tenía una mente muy despierta y comenzó a destacar en los estudios desde pequeña. Su vida escolar se resume en una sucesión de becas y logros que le permiten ingresar (con 17 años) en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Queensland. Allí, su primigenia vocación hacia la Química da un vuelco. Gracias a la influencia del profesor H.C. Richards, un entusiasta geólogo muy apreciado por los alumnos, Dorothy termina por graduarse en Geología en 1928. Y lo hizo a lo grande: con una medalla de oro al mérito excepcional.
La joven Hill no solo destacó en los estudios, también lo hizo en los deportes. Practicó el atletismo, la natación, el remo…Y se distinguió en el equipo femenino de hockey de la Universidad. Pero si hay una imagen simbólica de Dorothy Hill es la de amazona, ya que gran parte de su trabajo de campo lo realizó a lomos de caballo. De esta guisa abordó su primera investigación, cabalgando por los mares fósiles del oeste australiano en busca de los afloramientos de corales carboníferos.
Dorothy Hill se marchó a Inglaterra en 1931 tras conseguir una beca por la Universidad de Cambridge para realizar el doctorado. La joven australiana encontró los vericuetos para relacionarse con los grandes paleontólogos británicos de la época. Consiguió una sólida formación en su temática, la paleontología de invertebrados marinos, y asumió una rigurosa forma de abordar el trabajo científico que aplicó el resto de su vida.
En paralelo, la vena aventurera de Dorothy se disparó por la verde campiña inglesa: consiguió una licencia para pilotar avionetas y participó en carreras de coches como avezada conductora. Permaneció en Inglaterra hasta 1937, aceptando el reclamo de su querido profesor, el Dr. Richards, para regresar a su universidad de origen.
Y aquí comienza una carrera científica sin parangón, no solo como investigadora en la Universidad de Queensland, sino como consultora para la industria del petróleo gracias a sus avanzados conocimientos en estratigrafía. Su fructífera trayectoria se vio únicamente interrumpida durante la Segunda Guerra Mundial, cuando Dorothy se alista en el Servicio Naval Australiano para dirigir un equipo de descifrado y codificación de mensajes. De nuevo, la intrépida Hill.
Esta gran amazona de la geología dejó un enorme legado de artículos científicos y publicaciones, así como una estela de primicias: fue la primera profesora de una universidad australiana (1959) y la primera mujer presidenta de la Academia Australiana de las Ciencias (1970). Murió en Brisbane el 23 abril de 1997.
Texto: Rosa María Mateos
Ilustración: Nivola Uyá
“No hay que esperar que el mundo nos ofrezca lo que creemos que nos merecemos”
Dorothy Hill (1907-1997)